«Ya sabemos que morir es nuestro destino, que nada de lo que hay en la Creación dejará de perecer, mas no nos entristece la muerte de esta mariposa, sino el hecho de que nunca conoció una flor. También estamos tristes por nosotros mismos porque podemos ser exterminados antes de cumplir aquello para lo que nuestros cuerpos están programados: el goce intenso de un planeta que debería ser un paraíso. Desde que nacemos, nos encontramos en un navío sórdido navegando a través del desierto. Ya ningún ser humano nace en la felicidad que le corresponde. Hemos estado en guerra contra la naturaleza y lo hemos arruinado todo. Nuestros hijos llegarán en medio del hambre, la erosión y la violencia, como mariposas condenadas a nunca encontrar el alimento que les corresponde. ¿Por qué tenemos que irnos de este mundo con hambre y sed de amor?”

Esta es una leyenda contada por Alejandro Jodorowsky, me hace pensar que no hay que lamentarnos del presente que nos toca, si tenemos vida tenemos la oportunidad de expandirla, podemos cumplir aquello para lo que nuestros cuerpos y almas están programados: el goce intenso de nuestro planeta hecho paraíso, tenemos todo para lograrlo, ajustemos lo que no funciona bien, demos la mano a quien está al lado y no lo creamos enemigo. Somos una red universal.

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